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Trinidad

La Trinidad del cristianismo tradicional también es llamada Trinidad por los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Mientras que el mismo término lo usan los Santos de los Últimos Días y otros cristianos para referirse al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la perspectiva que los Santos de los Últimos Días tienen de los tres miembros de la Trinidad es significativamente diferente al del cristianismo tradicional.

Dios el Padre

En la Iglesia se suele hacer referencia a Dios como Padre Celestial, porque Él es el Padre de todos los espíritus humanos y ellos son creados a Su semejanza (Génesis 1:27). Es un término adecuado para un Dios que es bondadoso y justo, omnisciente y todopoderoso. Los mormones creen que Él tiene un cuerpo como el de los humanos, pero que es inmortal y perfecto. El Padre Celestial instituyó el “Plan de Salvación”, el cual permite que las personas vivan en Su presencia y con sus familias por la eternidad. De hecho, ésta es Su obra: llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna de Sus hijos e hijas.

Jesucristo

Jesucristo es la parte central de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la cual lleva Su nombre. Toda oración en el hogar y todo sermón en las capillas concluyen en el nombre de Jesucristo. Los emblemas de la Santa Cena (la comunión) que se toman semanalmente en los servicios de adoración, son símbolos de Su Expiación. Los Santos de los Últimos Días aceptan plenamente el relato del Nuevo Testamento del nacimiento, la vida y el ministerio, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Él, al igual que Su Padre, tiene un cuerpo físico, el mismo cuerpo que salió de la tumba después de Su resurrección, y el cual invitó a Sus apóstoles a palpar y ver (véase Lucas 24:39).

Por ser el único hombre perfecto que ha vivido, Jesús dio el ejemplo mediante Su vida para que todos lo siguieran. Debido a que los humanos son imperfectos, el sacrificio expiatorio de Cristo paga el precio del pecado, bajo la condición del arrepentimiento individual. Su sacrificio también permite que toda la humanidad resucite hacia la inmortalidad. Él es el Salvador, y en una época futura será el Juez.

El Espíritu Santo

Los miembros de la Iglesia creen que el Espíritu Santo es un personaje de espíritu y no un ser físico. La misión especial del Espíritu Santo, a veces llamado el Santo Espíritu, es testificar del Padre y del Hijo, revelar la verdad, dar consuelo y santificar. Él es un maestro y guía divino.

Los Santos de los Últimos Días creen que el Espíritu Santo puede inspirar a las personas e influir sobre ellas si son rectas y receptivas a esas indicaciones. Además, el “don” del Espíritu Santo es el privilegio de disfrutar de Su compañía constante si se cumplen los mandamientos de Dios. Éste se lo otorgan a los miembros de la Iglesia después del bautismo los poseedores del sacerdocio, quienes ponen sus manos sobre la cabeza del bautizado y lo bendicen para “recibir el Espíritu Santo”.

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