La Primera Presidencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha emitido esta declaración sobre los refugiados, tras las recientes investigaciones de los medios de comunicación:
Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, estamos profundamente comprometidos a vivir los dos grandes mandamientos: Amar a Dios y amar a nuestro prójimo. Sentimos una gran alegría al ayudar a todos los hijos de Dios, sin importar dónde puedan vivir en este mundo.
Por lo tanto, con gran preocupación y compasión, observamos la difícil situación de más de 70 millones de personas, en todo el mundo, que han huido de sus hogares buscando alivio de la violencia, la guerra o la persecución religiosa.
Alentamos a los miembros y amigos de la Iglesia a que respondan de manera adecuada y legal, para ayudar a crear comunidades acogedoras; ofreciendo voluntariamente su tiempo, talentos y amistad a personas y familias que se están integrando en nuestras sociedades.